sábado, 7 de enero de 2023

Reflexión del Bautismo del Señor

 BAUTISMO DE JESÚS. 8 de enero de 2023


La festividad del bautismo de Jesús, el domingo siguiente a la Epifanía, señala el final de las fiestas de la Navidad, de la vida oculta de Jesús y de su aparición en medio del pueblo de Israel para llevar a cabo su misión que le ha encomendado el Padre: la Salvación del género humano. Por eso el apóstol Pedro dice a la gente que le escucha, que la historia ha comenzado en Galilea, cuando Juan bautizaba en el Jordán

Juan el Bautista está anunciando el Reino de Dios que llega. Es el Reino que nos trae Jesús. Un Reino destinado a los pecadores que buscan la nueva vida que Dios les va a ofrecer. Y como señal de conversión y de preparación de su corazón, escuchan la llamada de Juan y se acercan al rio Jordán para ser bautizados.

Entre los que llegan a Juan, está Jesús. Es quien no necesita conversión. Por eso Juan queda extrañado y no entiende por qué tiene que bautizar a Jesús. Él no es un pecador, sino el que nos libra de los pecados; él no es el que tiene que convertirse para aceptar una nueva vida. Él es esa nueva vida que Dios Padre nos ofrece para que nosotros la aceptemos.

Jesús el que se une a los pecadores. Ellos son los destinatarios de su amor, como ya lo dijo el profeta Isaías: “la caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará”, “te hago luz de las naciones para que abras los ojos a los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas”.

En el bautismo en el Jordán, el Espíritu Santo baja sobre Jesús en forma de paloma. Es la fuerza de Dios que le acompañará en la misión salvadora que el Padre le ha encomendado. En el libro de los Hechos de los Apóstoles hemos leído: “fue ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con El”.

Esta misión que ha recibido en su bautismo, la iremos viendo a lo largo de toda su vida. Va a llevar la salvación a los ciegos, los mudos, los leprosos, aquellos que se consideraban alejados de Dios. Ante ellos muchos se preguntarán: ¿Quién ha pecado, este o sus padres? Sufrirá las críticas de los escribas y fariseos: “come con publicanos y pecadores”. Y como pecadores, son los alejados de Dios.

Este es Jesús, el Hijo de Dios entre nosotros. Al que quizás no encontramos porque no le sabemos buscar y queremos encontrarlo donde no está. Pues este día que celebramos su bautismo, nos deja muy claro por donde va a transcurrir y por donde transcurre su vida. Si le quieres encontrar ya lo sabes: Jesús está con los suyos, que casi nunca son los nuestros.

 

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